Me pidió mi amiga Elena, la directora de este espectáculo, que le diera mi opinión sobre él. Aprovecho que repiten en un par de días en Málaga, en el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga, un espacio que aún no conozco pero tiene muy buena pinta.
No me encuentro muy dotado para las reseñas y siempre digo que las escribo para fomentar los espectadores y lectores, según sean reseñas de espectáculos o de libros. Eso hago ahora, proponeros que lo veáis. Evidentemente porque merece la pena.
Yo quiero bailar toda la noche es fruto de 'Proyecto pelo' como han venido a llamarse un revoltijo sumamente interesante de artistas, muchos de los cuáles admiro. Estrenaron la obra en mayo de 2016. He podido verla (y fotografiarla) dos veces en la Sala El Apeadero y no me importaría repetir por tercera vez.
¿De qué va? Pues un movidón muy movido. Sí, algo así. Quieren bailar toda la noche y no paran. Creo que incluso exponen los motivos por los que bailan, o no sé, algo parecido. Igual son las excusas en vez de los motivos. A lo mejor hasta es otra cosa lo que quieren. Pero bailar, bailan. Bailan mucho. Y se mueven, todavía más que bailan.
¿Y por qué bailan? Eso es lo que me resultó lo más curioso. Estuve viendo una filosofía de vida. Voy a intentar explicar lo que vi. Lo mismo no es lo que había en el escenario. Es lo que vi.
Llevo mucho tiempo intentando cambiar el mundo. Arreglarlo, sí, porque pretendo un cambio a mejor, claro. Ultimamente me veo del lado de los derrotados, pero una derrota buena, las victorias que veo son falsas. Los éxitos son falsos, como los de las mujeres jirafas que para triunfar se colocan collares que le rompen el cuello y les estropean la vida. ''Hay derrotas que dejan el sabor dulce de la victoria'' leía en una reseña sobre un comic (1). Incluso de algún libro como 'Los girasoles ciegos' digo que es una valiente revindicación de la derrota. Una derrota más justa que muchas victorias.
Así que huyendo de las victorias falsas me encontré con 'Yo quiero bailar toda la noche' que venía a decir que había que disfrutar y que no te podían impedir que disfrutaras. Atentos a eso: No van a conseguir que no seas feliz. Algún filósofo griego y una legión de escritores de autoayuda dicen que la felicidad está dentro de uno, que se puede ser feliz incluso de esclavo en galeras. Pero proyecto pelo te pide más movidas que remar. A bailar, a bailar. El espacio de felicidad sale de uno aunque no pueda llegar demasiado lejos. A lo mejor eso es la solución. Ser feliz, ¿bailando? en el mundo que no podemos cambiar.
El espectáculo tiene una riqueza visual envidiable. Interpretación sublime con algunas sorpresas bien divertidas.
Por si no me he explicado con todo esta diatriba intelectual acuérdate de la frase 'que me quiten lo bailado' que lo mismo resume la obra mejor que lo que he escrito.
Ah, se me olvidaba. No bailé, no. Pero fui muy feliz haciendo las fotos del espectáculo. Las puedes ver en mi web www.granadacultural.info en el enlace: http://www.granadacultural.info/01-info2.php?cia=1490
(1) La reseña es Felpie Juaristi en 'El diario vasco' sobre 'El arte de volar' de Antonio Altarriba y Kim, premio nacional de cómic 2010