domingo, 2 de marzo de 2014

Reseña de libro: ¡Ponte, mesita!

Potter Stewart era un juez del Tribunal Supremo de los EE.UU. durante el tercer cuarto del siglo XX.  Leí en un artículo de la revista Investigación y Ciencia (Jerome M. Siegel ¿Por qué dormimos?, enero de 2004) que se le conoce sobre todo porque incapaz de definir la pornografía dijo 'La reconozco en cuanto lo veo'

No le daría a leer este libro. Temo que pudiera pensar que es pornografía.  Pero no, es literatura.  Lo reconozco en cuanto lo leo.  Y, a diferencia del juez, voy a intentar dar algunas razones de ello.

La posible confusión, lo que nos puede hacer pensar que es un relato pornográfico es la temática del texto.  La narradora cuenta en primera persona, sin pudor ni culpa, las contínuas actividades sexuales en su casa.

Una casa en la que el padre fornica con las hijas, la madre se pasea desnuda y además de hacer el amor con su marido lo hace con los amantes, de uno y otro sexo. Se completa la lista con la afición al travestimos del padre y algunos detalles más que no son habituales de la vida familiar ... de la vida familiar aburrida.

Algo que suena a escandaloso, pero que en la lectura de esta obra parece más normal.  Casi nos podíamos preguntar si lo escandaloso no es que resulte escandaloso.  En ningún momento el texto cae en las tediosas y artificiosas descripciones de actos sexuales típicas de la literatura erótica poco original.  Eso ya lo sitúa en el terreno de la literatura.

Es literatura porque nos hace pensar, porque la narradora parece sincera.  Porque resulta creíble para un relato, porque aporta ideas y porque su lectura es muy agradable.  Sí, es literatura, no es pornografía.

El texto es breve. Lo leí, con intensidad, en una tarde y me sobró tiempo.  Su título hace referencia a un cuento de los hermanos Grimm.

Pese al resumen que he hecho anteriormente del contenido, no me resulta para nada un libro morboso.  Su frezcura en la forma y la narración intentando se respetuoso con el lector así me lo indican.  Como digo el lector es tratado con respeto, exponiendo un punto de vista que se sospecha va a ser considerado como extravagante.

''Hacían con nosotras cosas que está totalmente prohibido hacer con los niños'' dice la narradora. No solo admite su gusto por el tema, ''El sexo de papá nos deleitaba'', sino que es consciente de que no todo el mundo arpobaría su estilo de vida. Y por supuesto defiende que las hermanas no solo no eran ningunas trastornadas sino que obtenían buenas notas en la escuela.

La historia no acaba todo lo feliz que yo desearía, pues sin ser una tragedia, hay muertes prematuras y algunos desencuentros. Lástima, por una vez pensaba que la autora iba a poner en duda aquella frase de Tolstoi:
''Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera''.
(Leo Tolstoi, Ana Karenina)
 
Sí. Es posible que si queremos buscar familias con una felicidad más sincera, mas sostenible y en la que no pierda la originalidad, no podamos eludir el sexo.

Una breve lectura, muy breve, que recomiendo sin lugar a duda.